domingo, 28 de septiembre de 2014

La docencia de Girondo

Es la tiza.
Su tiza.
La efervescente tiza. 
La tiza hedionda,
cáustica;
la negra tiza rancia…
por lo general, hacemos mal las cosas:
pensamos mucho, pensamos poco,
nos contentamos con lo justo
y necesario, o llegamos al límite
de nuestra voluntad.
y en ese punto, en esa frágil medida
de las cosas mal hechas, 
queremos remediarlo y ocurre lo de siempre:
no podemos.
pienso que pasa como cuando,
a pesar de Utilísima,
cortamos desprolijamente un papel
e intentamos arreglarlo
y lo recortamos y recortamos
y el papel adelgaza, queda pegado
al borde -cada vez más-
y se vuelve pequeño al punto de
cuestionar su existencia.
pienso que no deberíamos pretender
arreglar nada, a veces las cosas suceden
y ya

(con perdón)

escribí un  poema
sobre un volante
de una campaña
de prevención
del consumo
de drogas.
día a día, la luz
se pierde a un animal maravilloso
que se sienta en la ventana
para ver pasar las soledades
íntimas que saludan o se asustan
porque imaginan las fauces oscuras
del cordero atado.
¿cuál es la forma de su esperanza,
la forma de su anhelo?
el cuerpo se sienta,
deseante;
los ojos miran,
con perdón.
Guardo tus ojos en una cajita de cristal.
El cristal transpira. Los ojos se abren. Se cierran.
No miran. Giran. No pueden enfocar.
Quién los protegerá del otoño - me pregunto.
Sos impenetrable
         y me dolés
         y te dolés
en la palabra nunca
de ojos cerrados.
Voy a escribirte un poema
para penetrar en vos
        y romperme
        y romperte
en el candando de tu voz lejana.
Será un poema con voz ajena,
en un lenguaje extraño,
porque entraré en su casa
        sin llave
        por la ventana.
por eso me entregué
a tu voz, a tu palabra
porque encontraste la manera
-las armas en las letras-
para escuchar la música del lenguaje
su melodía
desde abajo
pero no me diste tiempo
para encontrar el origen,
la furia del pasado.
quebraste tu estrumento,
tan pronto
-Poeta-
y nos quedamos sin violines, sin pájaros
y sin flores,
aunque nos dejaste los golpes
-tan fuertes, yo lo sé-
de tu pluma
y el eterno galope de tu corazón.